La lentitud de los juzgados tiene a veces la virtud de rescatar una historia moribunda. Como la del tipo aquel al que en 2003 le tocaron seis millones de euros, pero que se encontró con que 18 compañeros de trabajo le reclamaban una parte, porque tenían una peña. Le denunciaron, claro. Ayer comenzó el juicio y él lo que dice es que no tenía ni idea de que formaba parte de peña alguna. La cosa es que alguien de su trabajo compraba cupones para todos y repartía uno a cada uno. Y el del premio, en lugar de pagar el suyo, cambiaba ese boleto por otro que había comprado en otra parte. Pero aseegura que nunca supo que existía un pacto para repartir la ganancia, caso de que llegara.
Se le debe tanto a esta parsimonia judicial. La de tiempo que ha concedido al del premio y a sus resentidos compañeros de trabajo para urdir una historia que mejore infinitamente la original. Escuela de fabuladores es la lentitud de los jueces.
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Hacemos una porra para ver a quien creerá el juez?
ResponderEliminara mí la que me gusta es la de los 18 compañeros psicópatas que se abalanzan sobre el premiado, y que montan, entre todos, la falsa historia del estafador... para sacarle la pasta: bestial
ResponderEliminarAsi que ya has tomado partido... ya sabes a quien creer... estas seguro?
ResponderEliminarpor supuesto: esa historia me resulta irresistible
ResponderEliminarYo creo que el juez va a creer a los de la peña, la cosa de la colectividad estafada por el compa infiel es tan simple como popular. Estoy con la historia irresistible.
ResponderEliminarvamos, hombre, dónde va a parar...
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