10.10.06

Equipaje

¿Qué nos une?
Un mismo paisaje, unos mismos recuerdos, la misma comida. Cuando tuve que hacer mi maleta y me pregunté qué debía meter, desde luego no me dije "la patria". Te llevas algunos recuerdos, libros, cartas, eso que a ti te emociona. Durante la guerra, cuando sonaban las alarmas aéreas nos machacaban continuamente con una frase: "Cojan las cosas esenciales".
Suena a acertijo filosófico.
A mí me obsesionaba, así que pregunté y pregunté. Una mujer que había vivido la Segunda Guerra Mundial me dijo: "Nunca me creerías, yo al refugio me llevaba un despertador enorme, de aquellos que tienen dos timbres arriba". Hacer de las cosas triviales algo importante es muy humano. Son esas cosas triviales las que nos hacen llorar, reír, o nos consuelan, y las que metemos en una maleta.
(Dubravka Ugresic, escritora, entrevistada por Ima Sanchís en la contra de La Vanguardia. Querría enlazarla, pero no se puede)
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12 comentarios:

  1. Anónimo10:21

    Yo creo que las cosas triviales son en las que nos refugiamos para que el mundo no nos coma, y mas cuando fuera lo que se está cociendo es una guerra. Ya ves, ultimamente yo no hago mas que organizar papeles y documentos que no sé bien para que me servirán, pero ordenados quedan.

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  2. Contó Bernardo Atxaga que estuvo viviendo en extremadura un tiempo y que un día que tuvo que madrugar se dió cuenta de que no tenía despertador. Fué a pedir uno a un vecino y el hombre al tiempo que le sacaba uno de esos grandes de cuerda, le dijo,-pero hombre, como no tiene usted un despertador, con la compañía que hace-. A veces nos agarramos a esos objetos cotidianos para sentirnos vivos.

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  3. Anónimo12:34

    Me gusta lo que cuenta la entrevista, pero lo que me contáis... eso es lo mejor de todo.

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  4. Va otra de objetos y su significado.

    Acabo de leer el impresionante 'Koba el temible', de Martin Amis, y en él se cuenta una historia que relata Solzhenitsyn. En una cárcel, los presos famélicos y agotados se declaran en huelga de hambre y laboral. Es una protesta insólita, apenas se conocen casos de rebeliones así en el gulag. Pero al tercer día, los presos del barracón nueve se rinden y salen al comedor:

    "Doscientas cincuenta figuras pequeñas y conmovedoras, más sombrías que nunca con el sol poniente detrás, acobardadas y alicaídas, cruzaban el campo en diagonal (...) A algunos, más debilitados que los demás, los llevaban de la mano o cogidos del brazo; andaban con tanta inseguridad que parecían ciegos conducidos por lazarillos. Muchos tenían en la mano la lata del rancho o la taza, y aquellos mezquinos utensilios carcelarios, llevados con la esperanza de recibir una cena demasiado abundante para caber en los estómagos encogidos, aquellas latas y tazas que empuñaban como el platillo de las limosnas eran lo más degradante, lo más servil, lo más lamentable de todo".

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  5. Quizás son aquellas pequeñas cosas de nuestras vidas cotidianas las que nos recuerdan a cada instante que estamos vivos...

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  6. Impresionante, Ander.
    Supongo, Mrs. Doyle, que es algo así como que los objetos son la única manera que tenemos de agarrar la vida, de sentir que se hace casi de un modo físico.

    Está siendo esto muy interesante.

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  7. Si de equipaje se trata, leer La maleta, del bueno de Dovlátov. Y si se puede, seguir con los otros tres que hay en español.

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  8. Otro voto entusiasta para Dovlátov.

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  9. También tiene mi voto.

    La realidad que nos rodea está compuesta por una serie de elementos, entre los cuales se encuentran los pequeños objetos, y nuestra percepción de ella es la que nos lleva a la conclusión de que estamos vivos.

    Si no obedeciéramos a sus estímulos, si no los sintiéramos, si no pensáramos,... estaríamos inertes.

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  10. Anónimo11:13

    Borges lo explicó muy bien:

    El bastón, las monedas, el llavero,
    la dócil cerradura, las tardías
    notas que no leerán los pocos días
    que me quedan, los naipes y el tablero,

    un libro y en sus páginas la ajada
    violeta, monumento de una tarde
    sin duda inolvidable y ya olvidada,
    el rojo espejo occidental en que arde


    una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
    láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
    nos sirven como tácitos esclavos,


    ciegas y extrañamente sigilosas!
    Durarán más allá de nuestro olvido;
    no sabrán nunca que nos hemos ido.

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  11. Anónimo17:01

    ¿Puedo votar por Dovlátov y por Borges?

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  12. Anónimo12:47

    Voto por los dos yo tambien. Impresionante!!!

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