Después del primer juicio de los que tiene pendientes (éste fue por la muerte de 148 iraquíes chiíes en la aldea de Duyail, en 1983), Sadam Huseín sale con una condena a muerte en la horca. Con eso y con el hallazgo de una nueva expresión comodín. Cuando le dijeron que iban a colgarle, agarró el Corán y lanzó el grito: "Alá es grande", que debe de ser lo mismo que han gritado quienes lo han celebrado.
Actualización, 7/11/2006: Hoy Sadam, condenado ya a muerte, vuelve al banquillo de los acusados. Por genocidio contra los kurdos: unos 180.000 desaparecieron durante su dictadura. ¿Cuántos de sus dobles se necesitarían para hacer frente a todos los juicios y todas las penas? Y qué coro formarían tarareando "Alá es grande".
Technorati tags: Sadam horca
5.11.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y cuando lo ahorquen su último grito será "Alá es grande", mientras los que vayan a disfrutar del espectáculo gritarán regocijados "Alá es grande". Al enterarse de la sentencia, Bush se ha dicho para sus adentros "Alá es grande". Efectivamente, David, este tal Alá debe de ser muy grande porque su nombre vale igual para un roto que para un descosido.
ResponderEliminarUn saludo
Me recuerda un poco a lo que de inglés sabe mi tío: "I can't believe it", y se lo suelta lo mismo a un camarero, que a un conserje, que a un turista. Y durante unos segundos, funciona.
ResponderEliminar