Llevo tres días pensando en esos dos chicos que dormían en sus coches cuando explotó la bomba. Recuperaban el tiempo que roba la ciudad. A veces, a las puertas de las oficinas se ven también hileras de coches que parecen filas de colchonetas: duermen, con la corbata mal colocada, los que han tenido que salir demasiado pronto para esquivar los tapones del tráfico; intentan recuperar sobre el asiento el tiempo que se le cuela por las alcantarillas de la ciudad. Como los dos muchachos de la T-4.
Actualización, 23.45, 3/1/2007: Han encontrado el cuerpo de Carlos Alonso Palate, ecuatoriano, 35 años. Estaba todavía en el coche, debajo de una manta. Las mañanas madrileñas son heladoras.
Ahora hay además una familia en Uruguay que dice que su hijo no aterrizó nunca en Montevideo. Debería haber despegado el sábado de Madrid.
Actualización, 9.34, 5/1/2007: Por suerte, parece que lo del uruguayo ha quedado en nada.
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2.1.07
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Esta bien que los recuerdes, David. Hay quien parece querer que sean muertos de tercera. En un "trágico accidente mortal".
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con j. Son dos victimas más de la sinrazón de unos iluminados que no ven más allá de lo que su dios Sabino les permite que vean. Y pensar que estos chicos vinieron a este pais buscando un mundo mejor.
ResponderEliminarQué curiosa esa especie de degradación semántica. Como son "desaparecidos" y no "asesinados", se les llora menos.
ResponderEliminarAdemás del tiempo, a ellos les han robado la vida...
ResponderEliminar...aunque no se atrevan a decirlo hasta que aparezcan los cuerpos inertes...
Cierto.
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