No está claro que, como siempre se ha creído, uno desaparezca tragado por un hueco localizado en algún punto del futuro. Vemos a Mary Blake Carver, 55 años: pasea con su perro por el oeste de Manhattan. Como ignora la localización del final, no se dirige hacia ninguna parte. En realidad ni siquiera pasea al perro. Hace poco que sabe que el alzhéimer se ha puesto en marcha en su cerebro. Finge que todavía es normal. Pero es el animal el que la sostiene a ella sobre el terreno, al otro lado de la correa.
Esta señora con mascota y otros muchos miles son conscientes de los primeros fallos de su memoria a corto plazo. Les resulta complicado producir recuerdos nuevos. Pero dicen que lo peor no es que su vida se haya detenido en el instante en que ese mecanismo dejó de funcionar: a partir de ese momento, el paseo diario con el perro vuelve a ser siempre el primer paseo, o el quincuagésimo séptimo, dependiendo del punto en que los circuitos hayan decidido detenerse. A partir de entonces, sin novedades que añadir, la vida se detiene. Sin embargo, lo peor, según dicen, es que saben exactamente dónde van a terminar: después de los patinazos de la memoria a corto plazo, empiezan a desaparecer también otras zonas de los recuerdos. Hasta que no queda ninguno. Pero entre esos dos puntos, puede pasar un año, o cinco, o veinte. Esos años forman una especie de limbo de perplejidad por el que pasea Mary Blake Carver con su perro mientras de su memoria desaparecen pedazos de su vida, del mismo modo que va menguando el número de piezas de la vajilla de boda. Aunque al menos con la vajilla se conserva la esperanza de detener en algún momento el ritmo de las roturas contra el parqué. A la señora del perro no le queda más que dar vueltas por el parque mientras ve cómo se le acerca el hueco que se va a tragar todo.
Pero no está en el futuro. La cosa se parece más a esas escenas en las que el Coyote sigue corriendo aunque se le ha acabado el suelo. Desaparece la memoria y, como si fueran piedras en el río, ya no se puede cruzar a ninguna parte.
Technorati tags: Columna de viernes memoria alzhéimer
30.3.07
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Brillante.
ResponderEliminarSí, muy brillante.
ResponderEliminar