5.4.07

A grandes males...

Ana Belén Cote no era feliz. Tenía 14 dioptrías y, como todo el mundo sabe, la felicidad es imcompatible con las fotos borrosas. Y decidió que la tele, que veía perfectamente nítida -gracias a unas gafas bastante gordas y a que permanecía siempre a la misma distancia-, la tele podía ayudar. Sería feliz. Iban a operarla en un programa. No más niebla en los ojos. Ah, de paso también le iban a poner rectos los dientes, por si, una vez feliz, ya sonreía. Los de la tele iban a hacerla feliz, sin reparar en gastos: la convencieron para hacerle la nariz, retirarle grasa, cambiarle el mentón, ponerle más tetas... Los ojos, ya los arreglaban al final. Pero no llegó el final. Terminó en la UCI, y todavía no puede ver la tele sin gafas. Por culpa de la tele. Y eso lo va a contar en la tele. Hala.

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2 comentarios:

  1. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mí?

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  2. Anónimo22:51

    Un relato redondo. Lástima que sea realidad.

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