También Julio Camba intentó descifrar Nueva York. Por ejemplo, en las crónicas de La ciudad automática, escritas a principios de los años 30 y reunidas en un libro en 1934. De ahí viene el texto de arriba. Antes lo habían hecho otros, claro. Y se ha seguido después.¿Qué cosa extraña es ésta que me ocurre a mí con Nueva York? Me paso la vida acechando la menor oportunidad para venir aquí, llego, y en el acto me siento poseído de una indignación terrible contra todo. Nueva York es una ciudad que me irrita, pero que me atrae de un modo irresistible, y cuanto más me doy cuenta de lo que me atrae, a sabiendas de que me irrita, me irrita, naturalmente, muchísimo más todavía.
Todas las comparaciones que se me ocurren para definir la clase de atracción que Nueva York ejerce sobre mí pertenecen por entero al género romántico: la vorágine, el abismo, el pecado, las mujeres fatales, las drogas malditas... ¿Será, acaso, Nueva York una ciudad romántica?
Uno de los últimos intentos, el Proyecto Manhatta, consiste en una especie de despojamiento. Quizá rendido ante la imposibilidad de desentrañar lo que se ve, Eric Sanderson, de la Wildlife Conservation Society, se propone quitarlo de en medio. Levantarlo, como si fuera una alfombra, y mirar debajo.

Sanderson ha avanzado mucho en sus recreaciones. Se puede ver una muestra de las imágenes qeu están consiguiendo aquí. Pero dudo que este desvestir Nueva York le hubiera servido para algo a Camba. O a cualquiera, vamos.
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Me apunto "La ciudad automática" y me guardo el artículo del New Yorker.
ResponderEliminarGracias!
Yo quiero volver a NYC.
ResponderEliminary quién no!??
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