7.12.07

Estaba lleno hasta arriba de billetes de cien dólares. En paquetes ceñidos por cinta bancaria en la que aparecía impresa la cifra $ 10,000. No sabía a cuánto ascendía el total, pero se hizo una idea bastante clara. Contempló los fajos de billetes y luego bajó la solapa y se quedó sentado con la cabeza gacha. Su vida entera estaba allí delante de él. Día tras día del alba a la noche hasta que se muriera. Todo en menos de dos kilos de papel metidos en una cartera.
(No es país para viejos, Cormac McCarthy)

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