No me siento cómodo con un teclado. La pluma es distinta, o el lápiz. Aunque luego, cada día, lo paso todo a máquina. Hay tantos tachones que si espero al día siguiente no hay forma de que me aclare.(Paul Auster, ayer, en El País Semanal)
De ese paso ya quedan pocos escritores que se den cuenta, porque, en un ordenador, lo borras y ya está.
Ni siquiera lo borras, lo haces desaparecer.
Y no eres consciente del trabajo que has hecho.
En cambio, yo sí; cada falta, cada imprecisión la tengo en el papel, tachada.
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Pon la foto de las Underwood.
ResponderEliminarLo estás deseando.
pues no lo había pensado, pero como os portéis mal...
ResponderEliminarPues no se cuantos tachones tendría en el borrador de su ultimo libro, pero estoy totalmente enganchada!!!
ResponderEliminares una especie de hipnotizador: me enganchan hasta los que no me gustan
ResponderEliminarYo tuve un arranque nostálgico con la máquina de escribir, pero qué torpeza. Probad a teclear en una y veréis que frustración.
ResponderEliminara mí lo que me gustaría es tenerlo ya escrito a máquina, folio sobre folio, con los huecos de las letras; pero sé que nunca podré hacerlo...
ResponderEliminarserá mas bien; nunca querré hacerlo...
ResponderEliminarnunca se sabe...
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