4.10.06

Crónica del otro lado

Además del avión que se desplomó el viernes desde 10.000 metros en Brasil, allí había otro. Antes de caer, el Boeing 737-800 en el que murieron 155 personas se tocó, en pleno vuelo, con un jet privado de 25 millones de dólares. Este otro aparato siguió volando, lo que abre una posibilidad inesperada a un nuevo tipo de relato, el del raro superviviente de un choque aéreo, el reverso de 155 muertes.

La crónica la publicaba ayer The New York Times (registrarse para leerla es gratis). Entre los siete pasajeros que se sentaban en los asientos de piel del jet, había un colaborador suyo, Joe Sharkey, que escribe semanalmente sobre viajes de negocios. Tal vez de ahí viene la exhaustividad casi de forense que se gasta: lo de los 25 millones de euros, los sillones de piel, lo concentrados que iban cada uno en lo suyo, con las cortinillas bajadas, la placidez general del vuelo. No estoy seguro de si uno es preso de sus tics o si éstos son precisamente lo que permite caminar, apoyos para avanzar en el fárrago de la prosa que atraviesa lo desconocido. Y en la placidez, cuenta Sharkey: "Sin previo aviso, sentí una terrible sacudida y oí un golpe muy fuerte, seguidos de un inquietante silencio, roto sólo por el zumbido de los motores. Y las tres palabras que nunca olvidaré: "Nos han dado", dijo Henry Yandle, otro pasajero". Sharkey subió la cortinilla y miró afuera: cielo azul, el sol bajo, el bosque interminable del Amazonas. Pero faltaba el final del ala, la parte que se curva hacia arriba en la punta. "Ahí empezaron los 30 minutos más angustiosos de mi vida", dice.

Era una angustia muy distinta a la que podríamos imaginar desde tierra, separada absolutamente de la de las 155 personas que caían en el otro avión. En el jet no sabían qué les había golpeado. No existía el otro avión, mientras ellos veían cómo se iba pelando el ala golpeada. "Sorprendentemente, no le atacó el pánico a nadie", cuenta Sharkey, que sigue relatando la tranquila búsqueda de los pilotos de un lugar para aterrizar. Pero el jet siguió perdiendo velocidad. Ahí baja un poco la guardia: "Pensé en mi familia. No tenía sentido coger el móvil para intentar llamar (ho había cobertura). Nuestras esperanzas se hundían como el sol, algunos escribimos notas para nuestras esposas y seres queridos y las colocamos en la cartera, esperando que pudieran encontrarlas".

Ese final de párrafo es sólo un atisbo que se disuelve al comienzo del siguiente, cuando se pone a explicar su trabajo y sus colaboraciones, y llega, después de un poco, a describir la activida nerviosa de los pilotos. Hasta que encuentran un aeropuerto militar secreto en medio de la selva, donde aterrizan. Allí les dan la cena y unas cervezas, y allí bromean sobre su nueva vida recién conseguida en el aire. Hasta que les cuentan con qué chocaron allí arriba, y que los otros 155 han muerto. "Está empezando a doler", dice uno de los pilotos.

Es una crónica difícil esta: escribir de cuándo no se sabía, pero cuando ya se conoce que la vida de uno se ha cruzado con la muerte de 155, a 10.000 metros del suelo.

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15 comentarios:

  1. Buf! Impresionante historia. Me ha dejado sobrecogido. Genial como siempre David!!

    saludos!

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  2. Anónimo13:31

    Muy buena. La historia y tu cronica de la cronica de la historia. Me estoy liando. Me ha encantado en cualquier caso.

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  3. Anónimo16:15

    No imagináis cuánto me gustaría ver esas notas de despedida.

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  4. ¿no es eso morbo? ¿por qué ese deseo de entrar en la intimidad, en los sentimientos más profundos de seres humanos en situaciones tan críticas?

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  5. Anónimo18:52

    Pues no sabría decir por qué. Y no estoy seguro de que sea morbo. Pero me intriga ese momento en que, ya en la base militar, se dan cuenta de que tienen el papelito en la cartera. Lo sacan ¿y qué hacen con él? No me preocupan los nombres concretos, pero esos textos... No sé.

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  6. Anónimo10:27

    Estoy totalmente deacuerdo... esa curiosidad excede la faceta periodística... el siguiente paso será una crónica de Julian Muñoz en la carcel con sus papeles!!!

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  7. ¿Encontraron de chiripa un aeropuerto secreto en pleno Amazonas, como dices? ¿O les guiaron?

    Porque si es la opción uno, majauenlamar.

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  8. Anónimo17:25

    Opción 1, sí. Dice el tipo que el piloto de repente vio un claro en el bosque, y que luego llamaron por radio y resultó ser el aeropuerto de una base militar. Majauenlamar. En efecto.

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  9. Anónimo21:28

    Sharkey ha dado entrevistas para las televisiones. Cuenta que guarda la nota en la cartera, como recuerdo. Y la enseña. Empieza: "Querida Nancy, te quiero...". No se ve más.

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  10. No creo que Sharkey escribiese algo muy diferente de lo que escribiría cualquier persona (con mayor o menor destreza) en una situación crítica.

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  11. Anónimo09:38

    Así que sigues obsesionado con el tema.... quizás se meara en los pantalones y el tembleque no le diera para escribir una nota. Eso puede ser, no?

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  12. La escribió. Y la guarda en la cartera. La enseña en las entrevistas.

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