Se lucha por cada centímetro cuadrado de tierra, y se hace con las más variadas excusas y los más ocurrentes métodos. Durante décadas, el Gobierno de Israel envió a miles de personas a vivir a territorios palestinos. Eran los colonos, como Lorentz, que durante casi 20 años vivió en Gush Katif, en el corazón de Gaza.
Lorentz, como cientos de miles de israelíes, no nació en Israel. Pero era judía, y después de vivir unos cuantos años en Francia y en Estados Unidos, decidió "volver a la tierra de su pueblo". Llegó sola, con una maleta, sin conocer a nadie, como todavía hacen miles de personas todos los años. Primero le enseñaron hebreo y luego le buscaron un lugar donde empezar a vivir y comenzar otra vida. Allí encontró a su marido.
Después de vivir unos años en Jerusalén decidieron cambiar, y le preguntaron al Gobierno dónde podían ir. Les dieron varias opciones, y ellos escogieron ir a Gush Katif, un lugar entre dunas en el sur de Gaza. Dice Lorentz que se enamoraron de aquel lugar: "Allí podíamos trabajar la tierra. Vivir la vida como judíos". Montaron varios invernaderos, que es como se le ganan también centímetros cuadrados al desierto, y vivieron allí 19 años, hasta que Israel decidió dejar Gaza y envió el ejército a sacarlos de ahí.
Desde hace un año vive, junto con otras 2.500 familias, en barracones prefabricados, a la espera de que el Gobierno que les envió allí como cuña les indemnice y les dé un lugar para vivir. Aunque Lorentz lo que quiere es volver a Gaza. Forma parte de una minoría de israelíes convencidos de que los límites de su país no tienen nada que ver con lo que diga la ONU, sino que están escritos en la Biblia. Y explica su solución para los palestinos, que no aparecen en la Biblia: "Hay 22 países árabes y sólo uno judío. Tienen muchos lugares a los que ir".
[Israel 2006]
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17.12.06
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Terrible laberinto.
ResponderEliminarA ver si consigues hablar con algún falasha o que te cuenten la historia de esa gente: judíos etíopes(¡judíos negros!) que salieron por miles de Adis Abeba en 1991, cuando cayó la dictadura de Mengistu, en aviones fletados por Israel. Los colocaron en poblachos infames al borde del desierto de Negev (cerca de Beersheva, por ejemplo) y los tienen -o al menos los tenían- como ciudadanos de tercera. También sirvieron para ganar unos centímetros cuadrados: las personas como material de relleno. Israelíes de primera, de segunda y de tercera. Terrible laberinto.
Nunca podré comprender por qué unos han de tener más derecho que otros a la tierra.
ResponderEliminarEso de que los límites están escritos en la Biblia y que sólo hay un país judío no sé yo...
pero en cualquier caso me parece increíble que a día de hoy se piense así.
Así nos va...
Mrs. Doyle, por suerte son pocos los que piensan así. La mayoría de los israelíes están convencidos de que tiene que haber dos estados: el de Israel y el palestino.
ResponderEliminarAnder, aquello debió de ser espectacular. En 36 horas sacaron de allí a más de 14.000 judíos en 41 vuelos. Le habían quitado los asientos a los aviones y los habían dejado vacíos.
Pero no era la primera vez. Antes, en 1984, habían hecho algo parecido desde Sudán, adonde llegaron miles de judíos etíopes después de atravesar el desierto a pie durante días. Algunos no consiguieron llegar vivos, pero sí consiguieron sacar hacia Israel a 7.000. Y todo coordinado desde un centro de vacaciones de lujo que había montado allí el Mossad como tapadera para la operación.
Creo que hay mucha más gente que piensa así de lo que imaginas a lo largo y ancho del mundo...
ResponderEliminarEn el caso de Israel y Palestina, la inmensa mayoría están convencidos de que tiene que haber dos estados, pero no están de acuerdo en el proceso...
Lo complicado de todo esto es que un totalitarismo justifica al otro. Y como los que están al poder son bastante sanguinarios, la convivencia se transforma en una eterna venganza. Y eso va más allá de las diferencias -¡y similitudes!- que tienen ambos pueblos. Depende del humor y la ambición que tienen los gordinflones gobernantes.
ResponderEliminarEstamos ante una era brutal. Y vergonzosa.
Creo que, lamentablemente, se odian también algunos ciudadanos que no son gordinflones gobernantes.
ResponderEliminarSin duda. Pero sí son ellos quienes lo impulsan.
ResponderEliminarEs un lugar tremendo aquel (iba a decir endiablado, pero creo que no procede). Es muy complejo todo, quizá más que en otras partes.
ResponderEliminarviví un año en israel, y, cuando veo la palabra en israel, y más en internet, temo lo que vendrá. te felicito por tu enfoque, david, un alivio.
ResponderEliminarEn una semana me pareció fascinante, en un año debe de ser increíble.
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