22.12.06

La novela búlgara

La última disolución de un imperio está dejando el rastro de toda una literatura, aunque no de desesperación o nostalgia, sino de espías. El reguero soviético todavía tiene más que ofrecer aparte del calvo Litivinenko desapareciendo poco a poco tragado por una cama. Aún nos queda Bulgaria, que parece que juega con sus archivos secretos como J.K. Rowling con Harry Potter. Aunque en peor, claro. Les queda mucho por aprender.

Ejemplo: la de los libros del niño mago sale hoy en los diarios. Ha revelado, mediante acertijos en su web, el título de la última entrega de la serie, oooooh, asombro. Los búlgaros también tienen hoy hueco en la prensa. Se cuenta que, 17 años después del derrumbe soviético, una ley obliga a que se abran los archivos de la policía secreta. Promete, ¿verdad? Pero lo estropean enseguida. Por lo visto, cualquier búlgaro sabe que ya se ha destruido lo realmente interesante que podía leerse en aquellos papeles. El País apunta sólo dos de estas historias desaparecidas: los datos sobre el intento de asesinato de Juan Pablo II en 1981, y la identidad del propietario del paraguas que en 1978 mató en un puente de Londres al disidente Georgi Harkov. Unos principiantes, los búlgaros. Fíjense, si no, en la Rowling, esparciendo migajas insípidas de trama durante años: también ha contado que en el último libro mueren dos personajes, y un de ellos podría ser Harry, ooooh. Pero la incompetencia búlgara es realmente profesional. Una vez que todos allí habían descartado que entre los papeles pudiera aparecer nada digno de 700 páginas de Tom Clancy, aparece un cadáver en la sede de los Archivos del Servicio Nacional de Inteligencia. Es Bozhidar Doychev, que durante 25 años ha custodiado, como director, los secretos de los Archivos del Servicio Nacional de Inteligencia. Tenía un disparo en la cabeza.

Novela clarísima. Incluso empiezan bien los búlgaros: tardan 24 horas en contar que ha aparecido un muerto. Se ha suicidado, concluyen. Y aquí lo estropean: “De momento, no se ha visto una conexión entre su muerte y su trabajo”, dice el fiscal. Pero hombre… Disimule… que el tipo se reventó la cabeza sobre su escritorio.

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2 comentarios:

  1. Felices Fiestas, David.
    Nos seguimos leyendo.
    Un abrazo.
    quiosquera

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  2. Feliz Navidad. Creo que debería haber dicho esto antes.

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