25.11.07

En cuanto a lecturas, [Gabriel García Márquez] dedica su atención a releer toda su obra, para ver hacia dónde va y, tal vez, escribir la segunda parte de las memorias. "¿Y sabes una cosa? Me doy cuenta de que son libros muy buenos", comenta socarrón. Ahora tiene entre manos El amor en los tiempos del cólera, que publicó en 1985 -"qué buena es", dice.
(El orden de García Márquez, en el Babelia de El País)

Technorati tags:

3 comentarios:

  1. A Gabo le pasa lo que le pasaba a los intelectuales contemporáneos de Hannah Arendt en la Alemania de los años 20, metido en una habitación aséptica, leyendo cosas, regordeándose en las cosas que han escrito, mirándose en el espejo de ellos mismos, mientras a sus compañeros profesores judíos los echaban de la universidad, les daban palizas, los marcaban con la estrella, los llevaban a los campos y finalmente los gaseaban.

    Por eso ella, odió el encerrarse en los libros, la universidad, la jaula intelectual, y buscó siempre el contacto con los libros y ( no "o" sino "y") el contacto con el mundo. Daba clases 6 meses al año, y el resto se movía por EEUU y estaba en contacto con el mundo real.

    Gabo es un indigente moral, y lo demuestra ese libro cuasipedofílico de "Memoria de mis putas tristes".

    Este autoelogio que traes a colación, no hace mas que situarlo donde está: en su ego y en nada mas´.

    ResponderEliminar
  2. Me ciño a Márquez escritor, al otro no lo conozco: inmenso. No creo que en "Memorias de mis putas tristes" haga ninguna apología, o proponga un modelo imitable o digno de admiración. Dos cosas: "Cien años de soledad" me aburrió mucho. En muchas ocasiones -no siempre- cómo cuenta las cosas está por encima de lo que cuenta.

    "El amor en los tiempos del cólera" conjuga de manera espléndida la historia con la forma de contarla.

    ResponderEliminar
  3. También Lucía Etxebarría le exigía a García Márquez (en un texto delirante, por cierto) que empleara su prestigio para luchar contra las lacras sociales. Confunden la literatura con los sermones.

    ResponderEliminar