14.12.09

Reversos

Cuando lo de Japón, yo esperaba a que Irene se durmiera para sacar el cuaderno. A veces en un tren bala, a veces sobre un futón. Anotaba como quien atraviesa mariposas con alfileres: o se acierta o escapan flotando. Pensaba en alguno de esos ratos que estaba escribiendo en el reverso del sueño de Irene. Y pienso ahora de vez en cuando que en ese lugar extraño es donde habitan todavía ahora aquellas notas: allí se ubica mi Japón.

En realidad hacía bastante tiempo que no pensaba en nada de esto. Hasta que el otro día Ander me dijo que se alegraba de ver que no aparecía por aquí para escribir nada, porque eso seguro que significaba que me sucedían cosas buenas mejores que andar por aquí. Imaginaba (bastante bien) el reverso del silencio, roto ahora fugazmente desde el reverso de un doble sueño.

4 comentarios:

  1. Estoy seguro de que si pusiera en una tabla mis mejores días del año (los más divertidos, interesantes, pacíficos, felices, intensos...), la mayoría coincidirían con días en los que no toqué blogs, facebooks o twitters.

    No digo que blogs, facebook o twitters produzcan infelicidad, por supuesto. Pero sí que las buenas tajadas de vida suelen estar alejadas del ordenador.

    (Acabo de llegar a casa tras tres días en el Pirineo, je, creo que se nota).

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  2. Cierto, aunque a veces no están mal de postre, eh.

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  3. ¿Es que no escribimos porque, a veces, no podemos soportar el silencio? ¿O será que no aguantamos el ruido?

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  4. O escarbando lo que hay al otro lado.

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