Lo recuerdo con la memoria prestada de mi madre. Me reconozco en esa fotografía, con ese juguete, gracias a las historias que ella me ha contado. Me recuerdo de niño en el parque con otros niños, haciendo dar vueltas a ese coche de la foto alrededor de un tronco gordísimo. Me recuerdo casi con un bocata de nocilla en la otra mano, o de jamón. También de jamón, sí. Recuerdo que a veces nos peleábamos, que chocábamos cuando corría delante otro niño más lento, o cuando era yo el más lento. Y supongo que lo recuerdo todo con la memoria prestada de mi madre.
La mayoría de las historias no son más que un trasplante de memoria por fascículos. Un trasplante imperfecto, eso sí, pero al que terminamos llamando recuerdo poco después, sin que nadie se inmute. Y como tal lo sentimos. Mi padre, por ejemplo, recuerda perfectamente haber sujetado a una hermana mía mientras le sacaban las vegetaciones, pero todos sabemos que no estuvo allí. Aunque lo recuerda. También él por la historia de mi madre, que era quien de verdad había sujetado. Del mismo modo que era ella quien desenredaba los problemas con otros niños en el parque. Entonces resultaba sencillo saber qué sucedía si otro me quitaba el coche, o me empujaba demasiado fuerte y me caía. Eso lo recuerdo por mí mismo. Las madres o los padres arreglaban. Pero ya entonces me preguntaba a quién recurrían ellos cuando les arrebataban el coche o les robaban el bocadillo. ¿O es que luego ya no se tenían esos problemas? Claro -pensaba- debe de ser eso, que al haber crecido lo suficiente ya no andaban robándose los juguetes o los mordiscos del bocata. Ni empujándose alrededor del árbol. Ni arrepintiéndose de haber cambiado un cromo. Ni amenazando a otros de menor tamaño.
Pero sí. Todo eso se hace. A veces más y peor. Lo malo es que aún no tengo claro a quién llamar, quién da cobertura y arregla fuera de aquel parque. Ni me explico cómo ha cambiado todo desde aquello a esto. Esos huecos no los ha llenado ninguna historia, no puede. Y empiezo a temerme que lo que pasa es que nunca pasa nada.