2.2.08

Los fragmentos y la fotografía

El fotógrafo de AP Eddie Adams ganó un Pulitzer por esta fotografía en la que el general survietnamita Loan dispara a un prisionero. Y dice que le gustaría no haberla tomado nunca:
El general mató al vietcong, y yo maté al general con mi cámara. Las fotografías son el arma más poderosa del mundo. La gente se las cree, pero las fotografías mienten, incluso sin manipulación. Sólo son medias verdades. Lo que la fotografía no contaba era: "¿Qué harías si fueras el general en aquel momento, en aquel lugar, aquel día caluroso, y hubieras pillado al malo que había hecho saltar por los aires uno, dos o tres soldados americanos?".
Lo que faltaba en la foto y que luego contó Adams es lo que había sucedido poco antes. Acababan de matar a varios de sus hombres. El ejército Vietcong les había atacado durante la festividad de Tet, una época que se había pactado como tiempo de tregua.

Adams se sintió siempre culpable, y llamó muchas veces a Loan para disculparse. Lo hizo incluso cuando el general murió. Envió flores con una nota: "Lo siento. Tengo lágrimas en los ojos".

[visto en Kottke]

5 comentarios:

  1. En "El terrorismo y sus etiquetas", de Arcadi Espada, aparece una entrevista con Susan Sontag en la que precisamente hablan de esto, de la coherencia que tiene que haber entre el instante que muestra la fotografía y el resto de la historia (si la fotografía aislada contradice el sentido de la historia, entonces es una foto falsa). Pero este caso es peliagudo... Cómo medir el peso de la media verdad que falta...

    ResponderEliminar
  2. Tengo que conseguir ese texto de Sontag. Son extraños los efectos de muchos pedazos de verdad.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo20:45

    En mi opinión, se concede demasiada importancia a este viejo asunto de la instantánea y su contexto. Sin duda la foto -cualquier foto- invita al espectador a la construcción de un relato despiezado, a menudo distorsionado. Pero toda información actúa en el fondo de la misma manera. Cada noticia, cada reportaje, cada crónica es un fragmento.

    En el caso de la fotografía hay que suponer que, a estas alturas, apenas deben de quedar receptores ingenuos. Nuestro ojo ya está acostumbrado a los trucos de la cámara y sabe que la imagen no es más que una imagen. Elegida, enfocada, privada de movimiento, pasada por el teleobjetivo o incluso por el photoshop, la imagen guarda un cierto parecido con una hipótesis de realidad, sin más.

    Supongo que muchos observadores de fotos hacemos la misma operación: formularnos preguntas sobre el quién, el cuándo, el dónde..., salirnos fuera del encuadre. La gente ya no "se las cree" en el sentido en que lo decía Adams. Sólo las mira y se para a imaginar.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Es cierto que toda información funciona con las características de un fragmento. Es cierto que la mayoría del público de los productos periodísticos sabe esto de las fotografías y del resto de formatos de contar historias. Es cierto que a muchos no les sucede nada de lo que decía Adams. Pero también es cierto que sigue sucediendo, que le sucede a muchos, porque muchos son los que piensan que el mundo está perfectamente contenido en los periódicos (o similares), o simplemente les gusta pensar que está contenido en algún sitio, que en algún lugar existe un mapa. Y también están quienes no piensan qué más habría aparte de lo que ven, y no por desprevenidos precisamente, sino porque sí.

    Es cierto que se sabe que se miran fragmentos, pero muchos de los efectos de los fragmentos siguen sucediendo.

    ResponderEliminar
  5. En el fondo solo somos capacer de vivir de fragmento en fragmento, si acaso es nuestra vida una invención del mundo a base de hilar momentos que construimos sin saber a penas lo que en verdad son.

    ResponderEliminar