Mi peor miedo en un viaje no es físico, es el miedo a que no pase nada, a no sentir nada, a no experimentar nada durante el viaje. Los acontecimientos más dramáticos, las situaciones amenazadoras y peligrosas, pueden ser duros para el viajero, pero para el escritor son la materia de su trabajo. En mi caso, eso me da una perspectiva curiosa y útil: es como si esas cosas le pasaran a otro.(Colin Thubron, entrevistado en El País Semanal)
4.2.08
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Acaba siendo un poco enfermizo: cuántas situaciones un poco chungas acaban convertidas en algunas de las mejores escenas de una crónica o un libro de viajes. A la vez, ocurre lo que dice Thubron: esa manía de ver la realidad como el primer grumo de una futura historia ayuda mucho a desdramatizar.
ResponderEliminarA veces te das cuenta de que te ha "sucedido algo" cuando has terminado el viaje.
ResponderEliminarTambién he leído a muchos decir que viajan sólo para contarlo.
ResponderEliminarEsos se saltan un paso.
ResponderEliminar¿Y después de hacerlo muchas veces, cuando sabes que luego "tienes" que contarlo?
ResponderEliminarLa obligación de contarlo -impuesta por un patrón o por uno mismo- ayuda a sumergirse y a prescindir por narices de la pereza o la timidez. A mí al menos me viene muy bien.
ResponderEliminarEl problema no es ir para contarlo. El problema es el adverbio: ir sólo para contarlo.
El peligro -muy frecuente- de ver la realidad en forma de entradillas, por ejemplo.