4.2.08

Mi peor miedo en un viaje no es físico, es el miedo a que no pase nada, a no sentir nada, a no experimentar nada durante el viaje. Los acontecimientos más dramáticos, las situaciones amenazadoras y peligrosas, pueden ser duros para el viajero, pero para el escritor son la materia de su trabajo. En mi caso, eso me da una perspectiva curiosa y útil: es como si esas cosas le pasaran a otro.
(Colin Thubron, entrevistado en El País Semanal)

6 comentarios:

  1. Acaba siendo un poco enfermizo: cuántas situaciones un poco chungas acaban convertidas en algunas de las mejores escenas de una crónica o un libro de viajes. A la vez, ocurre lo que dice Thubron: esa manía de ver la realidad como el primer grumo de una futura historia ayuda mucho a desdramatizar.

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  2. A veces te das cuenta de que te ha "sucedido algo" cuando has terminado el viaje.

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  3. También he leído a muchos decir que viajan sólo para contarlo.

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  4. ¿Y después de hacerlo muchas veces, cuando sabes que luego "tienes" que contarlo?

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  5. La obligación de contarlo -impuesta por un patrón o por uno mismo- ayuda a sumergirse y a prescindir por narices de la pereza o la timidez. A mí al menos me viene muy bien.

    El problema no es ir para contarlo. El problema es el adverbio: ir sólo para contarlo.
    El peligro -muy frecuente- de ver la realidad en forma de entradillas, por ejemplo.

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